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9:59 am el 24 de Octubre del 2016

Instituto de Salud Pública ha prohibido más de 150 productos por posibles riesgos

Se trata, en su mayoría, de remedios que se promocionan con falsas propiedades terapéuticas.

Fuente: La Tercera

Autoridad y expertos hacen llamado a no utilizar y consumir estos supuestos fármacos.

Productos Restringidos en el País

infoMedicamentosProhibidos

Se comercializan en las calles, ferias libres y a través de distintas redes sociales. ¿Lo más llamativo? Sus promociones: mejorar la inteligencia, curar enfermedades mentales y adelgazar en tiempo récord, entre otras. Así, la venta de productos con supuestas propiedades terapéuticas se ha vuelto cada vez más común pese a estar prohibidos en el país.

A la fecha son 155 los productos que el Instituto de Salud Pública (ISP) mantiene en la categoría de falsificados, por lo que no pueden distribuirse ni venderse.

De acuerdo al Ministerio de Salud, un medicamento entra en esta categoría al no contar con registro sanitario;

Las redes sociales, como Facebook, son los principales sitios donde se realiza el comercio de este tipo de productos. “Ha habido un aumento explosivo de la venta y uso de estos medicamentos y también de la promoción, especialmente por internet, que es muy difícil de controlar”, explica Maysie Vallejos, jefa de la Sección de Falsificados del subdepartamento de Inspecciones del ISP.

En cuanto a las fiscalizaciones, Vallejos señala que se trabaja en terreno “en los distintos establecimientos para buscar la presencia de estos producto. Por otra parte, la aduana ingresa constantemente muestras y productos de estas fiscalizaciones”.

Asimismo, muchos de estos fármacos llegan al país como suplementos alimenticios, pero en su expendio se les atribuyen propiedades terapéuticas: “Hay una serie de suplementos que contienen sustancias activas y que no cuentan con registro necesario, y hay otro grupo, productos naturales por así decirles, a los cuales se les atribuyen propiedades terapéuticas que, por el solo hecho de promocionarse así, deberían también tener registro”, indica la autoridad.

Para Sergio Alvizú, urgenciólogo y experto en toxicología de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián, “lo que entrega el registro del ISP es la certeza de que el medicamento que estás recibiendo es lo que te están vendiendo. Todos los que no lo tienen, significa que no tienen claridad de cómo se fabricó y, cuando se compra, no se sabe realmente qué es lo que se compra”.

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Peligros de consumo

La principal preocupación de estos productos son los riesgos que su consumo puede provocar en la salud, es decir, los efectos adversos del cartílago de tiburón, mango africano u ungüento de aceite de lagarto, entre otros. “Según nuestra legislación, el cartílago de tiburón es un alimento y necesita solo un registro de suplemento alimenticio, al igual que otros calcios. Pero en un paciente con enfermedad renal le puede hacer un daño terrible”, sostiene Yanneth Moya, académica de la Facultad de Farmacia de la U. de Valparaíso.

En la misma línea, Claudio Paulos, académico de la Facultad de Química de la U. Católica, dice que “la gente está comprando un producto barato que no necesariamente ejercerá un efecto farmacológico o que, incluso, como no se sabe qué contiene, puede causar efectos adversos”.

Otro peligro, señala María Teresa Valenzuela, vicedecana de Investigación y Postgrado de la Facultad de Medicina de la U. de los Andes, es que “lo más probable es que quien compre uno de estos productos se esté automedicando, lo cual es un riesgo en sí mismo, porque puede ser que el producto no sea el adecuado y que el paciente esté tomando otro medicamento que genere una mala reacción al juntarlos”.

Reacciones

-“Ha habido un aumento explosivo de la venta y uso de estos medicamentos”.

Maysie Vallejos Inspectora del ISP

-“La gente compra un producto barato que no necesariamente ejercerá un efecto farmacológico”.

Claudio Paulos Académico de la UC

-“Quien compre uno de estos productos se está automedicando, lo cual es un riesgo en sí mismo”.

María Teresa Valenzuela Académica de la U. de los Andes

 

Fuente: La Tercera