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9:42 am el 22 de Noviembre del 2018

Precio de los remedios: “En Chile falló la bioequivalencia”

Para este académico, los precios en el país son similares a los de Europa.
Fuente: El Mercurio


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Guste o no, la industria farmacéutica es un negocio que se mueve casi con las mismas reglas de otros mercados. Valoramos estar sanos y eso tiene un precio. ‘Cuando no existe tratamiento para una enfermedad, el precio de la salud es infinito’, explica Claudio Lucarelli, profesor chileno en Wharton, la escuela de negocios de la Universidad de Pennsylvania. Ni la fortuna más cuantiosa podría pagar un tratamiento que no existe. ‘Ese era el caso del VIH en los 80. Las terapias que aparecieron en los 90 disminuyeron el precio de la salud desde el infinito a los altos precios que esos tratamientos tenían’.

En Chile, los escándalos de colusión y los reclamos por los precios de los remedios solo complejizan la discusión. Pero Lucarelli es cauto respecto de ‘medidas simplistas que buscan bajar los precios a toda costa, sin considerar el impacto en la innovación’.

—¿Qué tan competitivo es el mercado de los remedios en Chile?

—Podríamos tener mucha mayor competencia. Por ejemplo, hay una participación de mercado bastante grande de medicamentos genéricos de marca, lo que es anómalo. La bioequivalencia es una buena herramienta para disminuir la diferenciación de productos e intensificar la competencia, pero en Chile falló su implementación.

—¿En qué sentido?

—El costo de las pruebas para certificarse como bioequivalente corrió por parte de los laboratorios y hubo salida considerable de productos. En EE.UU. esto se hizo en 1962 y el costo lo asumió la FDA (símil norteamericano del ISP), y les tomó 10 años establecer la bioequivalencia para miles de fármacos. No podemos esperar efectos instantáneos, pero tampoco atrasarnos más de la cuenta. Los genéricos de marca debieran tender a desaparecer con más competencia. En EE.UU. la participación de esos remedios no llega al 5% y en Chile es ocho veces mayor.

—¿Son caros los remedios en Chile?

—Chile presenta precios similares a los de países europeos. Sin embargo, en Europa hay controles de precios que tienen consecuencias en la salud de la población. Un ejemplo es Reino Unido, donde terapias para el cáncer de alta efectividad pero de alto costo no están disponibles para los pacientes. Frente a ello, se creó el Cancer Drug Fund que financia los tratamientos que la propia burocracia rechaza. Otro aspecto relevante es la desigualdad en la distribución del ingreso de Chile. Ello incentiva a cobrar precios altos para la minoría de mayores ingresos, especialmente cuando enfrentan la competencia de genéricos.

Buscando alternativas

—Una respuesta al alto costo fueron las farmacias populares, ¿cómo las ve?

—Ellas son un mecanismo muy efectivo para discriminar precios. Así, las farmacéuticas pueden bajar sus precios al sector público y a los clientes de las farmacias populares y mantener precios altos para consumidores de mayores ingresos.

—En otros países, los seguros privados cubren gran parte de los medicamentos, ¿eso puede tener algún efecto?

—Depende de cómo se incluyan. Si la aseguradora sólo cumple el rol de pagador, a mayor cobertura aumentará la demanda y, por ende, el precio. Si por el contrario, la aseguradora incluye sólo los medicamentos para los cuales negoció buenos precios, éstos bajarán, pero solo para los que están cubiertos.

—Y cómo evalúa la entrada de supermercados a la venta de fármacos. El gasto en remedios sin receta es bajo…

—Introducirá nuevos actores, mayor competencia y bajará la estructura de costos. Por ejemplo, no tendrán que ser dispensados por un químico farmacéutico. Si bien no tendrá gran impacto en el gasto de las familias, es posible que los motive a abrir farmacias propias en sus locales como ha ocurrido en otros países.

—En los remedios con receta, ¿quién debe tomar la decisión de compra, el médico que prescribe o el farmacéutico que vende, para premiar a aquellos más costo-efectivos?

—En algunos países ha funcionado permitir que el farmacéutico reemplace el medicamento por un genérico, a menos que el médico lo prohíba. Para ello, es importante dar garantías de calidad al consumidor y su médico a través de la bioequivalencia.

—¿Podría la importación directa de fármacos generar una baja de precios?

—La evidencia indica que los beneficios de esto no llegan al consumidor, sino que quedan en el canal de distribución. Esto hace sentido, ¿qué incentivo tienen las farmacias para cobrar un precio menor al que los consumidores están dispuestos a pagar, o al precio regulado por el gobierno en países europeos?

—Pero, ¿lo ves factible?

—Antes que todo, tendría que haber un cambio respecto al agotamiento de la propiedad intelectual. Por ejemplo, en Europa los medicamentos pueden circular libremente dentro del continente, pero no es posible traerlos masivamente sin infringir la ley de patentes. Además, en países como España la oferta de medicamentos se mantiene controlada.

¿Y en el caso de los genéricos?

—Ahí la importación sí podría tener un efecto positivo aumentando el número de alternativas. Cumpliendo con las normas del ISP, no debería haber problema.

—¿Es necesario que el ISP lo reacredite, si ya se probó como bioequivalente en su país de origen?

—No, y se está trabajando en eso. Pero esto no tendrá mayor impacto en los precios, ya que los costos de estos trámites son sólo relevantes para entrar al mercado. Al momento de definir precios, esos costos están hundidos.

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