Expertos advierten por aglomeraciones de fin de año y salidas de Santiago por vacaciones

La llegada de diciembre siempre trae efervescencia a la ciudad: se juntan las compras navideñas y celebraciones de Año Nuevo con la planificación de vacaciones y salidas desde Santiago hacia la playa. Sin embargo, y como ha sido la experiencia de los últimos meses, la pandemia del covid-19 también condiciona este escenario.

Y es que mientras la Región Metropolitana mantiene cifras positivas en cuanto a la evolución del coronavirus, el riesgo de un rebrote similar al que vive Europa asoma como una sombra poco auspiciosa. Más si se considera cómo ha crecido el movimiento de los santiaguinos.

El último informe sobre movilidad de la U. del Desarrollo, de hecho, apunta a que está por sobre el 5% en comparación con marzo; asimismo, las autopistas urbanas subieron sus flujos en 12% también respecto a ese mes.

Factores

A lo anterior se suman la reapertura esta semana del aeropuerto de Santiago para los extranjeros no residentes —lo que debería reactivar el turismo— y que desde el lunes ya no se necesita de un permiso especial para trasladarse entre regiones, siempre y cuando la comuna desde la que se desplaza y hasta la que se viaje estén en fase 3, 4 o 5 en el plan ‘Paso a paso’.

Bajo ese panorama y frente al advenimiento de fin de año, son varios los focos de alerta: las fiestas que podrían generar aglomeraciones movilizándose tanto al comercio o visitar a las familias; las salidas hacia segundas viviendas en la costa por vacaciones, y el citado reimpulso del turismo nacional e internacional.

“Tendremos una gran saturación vial a partir del 15 de diciembre”, advierte Alberto Escobar, gerente de Movilidad del Automóvil Club, quien plantea que ‘podría haber una alta tasa de siniestralidad, balnearios bastantes saturados. Nuestra proyección es que también se producirá un efecto de ‘estampida’, porque la gente irá a sus segundas viviendas aprovechando que ahora puede hacerlo”.

Coincide Óscar Figueroa, investigador del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica, quien apunta al factor turístico de las vacaciones, “porque quizás no haya la capacidad de controlar la masividad”.

A juicio de Carlos Melo, director del Centro de Ingeniería y Políticas Públicas de la U. San Sebastián, el movimiento ya se está notando en los balnearios y pronto “va a comenzar la congestión en las carreteras”. Agrega que ‘otro elemento será el turismo en el sur cuando ocurra el eclipse (del 14 de diciembre)”.

Los especialistas concuerdan también en las fiestas de fin de año como foco de alerta. “Creo que habrá una concentración mayor de viajes, personas que este año no saldrán fuera del país por la pandemia, pero sí se moverán dentro de Chile, al litoral y zonas rurales, incluso más que en épocas anteriores”, dice Melo.

Escobar afirma que en el comercio se podría “dar una saturación por fin de año; mucho peatón y auto yendo a los malls; incluso en las celebraciones, porque habrá un componente de fiestas clandestinas”. En ese punto, Figueroa reflexiona que “la Navidad será de los momentos riesgosos por las salidas que se darán; en todo habrá que saber compensar los potenciales de beneficio“.

Fiscalización

¿Qué se puede hacer? Figueroa asume que el escenario tiene un lado positivo y negativo, pues “es bueno que las actividades que pueden reactivarse lo hagan. El asunto es que sea con el máximo de precauciones, ya que no todos pueden acceder a las mismas opciones para moverse; algunos tienen más riesgo al retomar sus actividades”.

Mientras, Melo comenta que “tiene que haber mucha fiscalización en los viajes, pero en los puntos importantes, en las zonas de límites y no en las partes que ya están más controladas. Así, se centran los esfuerzos en los lugares donde efectivamente hay mayor riesgo”.