Entender qué piensan los rezagados y resolver sus dudas aceleraría la vacunación
Expertos plantean estrategias para convencer a quienes temen inocularse contra el covid-19. Aunque han disminuido, aún hay unas 800 mil personas que evitan la vacuna. Hacer una campaña educativa más intensa es clave.
Fuente: El Mercurio
Según el Ministerio de Salud, se estima que unos 800 mil mayores de 23 años en Chile son rezagados de la vacunación contra el covid-19, lo que significa que no recibieron la dosis inicial el día específico para ellos.
Pese a que el problema ha disminuido —al 24 de mayo la cifra era de 2,9 millones—, este sigue y enciende las alarmas.
Todo, considerando que podría tener un impacto en qué tan rápido se alcance la inmunidad de rebaño en el país contra el nuevo coronavirus.
Una pregunta clave, a juicio de los expertos, es ¿qué hacer con este grupo de personas?
Según especialistas en salud pública consultados, lo primero es entender que el grueso de la población rezagada podría estar representado, en gran parte, por individuos reticentes a la vacuna, es decir, que sienten un rechazo o miedo hacia ella.
‘Una de las primeras acciones desde la salud pública sería recopilar información para entender por qué no acceden a una vacuna disponible y que está aceptada para su edad’, comenta Anabella Arredondo, epidemióloga y académica del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello.
‘Es muy importante entender lo que les pasa, porque no estamos sacando nada con decirles que vengan a vacunarse sin saber por qué no lo hacen’, dice.
En lo que va de junio, el Gobierno ha hecho al menos dos llamados a los rezagados a recibir la inoculación.
De hecho, durante la primera semana del mes, el énfasis de la campaña estuvo puesto en este grupo, debido a que había cerca de 900 mil personas entre 23 y 49 años que no habían recibido la dosis inicial pese a estar disponible.
‘Se echa de menos que, después de entender las causas, se aplique una campaña dirigida a estas poblaciones y que den respuesta a sus dudas según su realidad’, dice Arredondo.
Con ello coincide Jaime Labarca, infectólogo y especialista en salud pública de la Universidad Católica.
‘Es necesaria una campaña de comunicación donde se refuerce el mensaje de que se han cumplido con los estándares para lograr la vacuna, pese a la premura con la que se trabajó, y de que los efectos adversos han sido extremadamente raros’, comenta el especialista.
Y añade: ‘Porque se sabe que mucha gente tiene aprensiones o miedo a la vacuna por lo rápido que se logró tener y, en ese sentido, es muy importante una comunicación de riesgo efectiva y dirigida a eliminar mitos y resolver las dudas’.
Labarca también propone aumentar el acceso a las vacunas, logrando su disponibilidad a distintos entornos.
‘Sería muy interesante llevarlas a los lugares de trabajo, por ejemplo, o directamente a personas en situación de calle, a quienes se les podría vacunar con uno de los productos que requieren una sola dosis’, puntualiza el especialista.
Por otro lado, ambos expertos enfatizan en la importancia de que una eventual campaña comunicacional se realice considerando aspectos culturales.