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12:19 pm el 6 de Febrero del 2020

Estudio del Cáncer abre la posibilidad de poder detectarlo antes que aparezca

SALUD. Ayer se dieron a conocer los resultados del proyecto Pan – Cáncer que analizó a 2.600 personas que sufrían 38 tumores diferentes.

Fuente: El Mercurio de Valparaiso

Estudio

Uno de los peores diagnósticos que una persona puede recibir es que tiene cáncer. Si bien gracias a los avances médicos la palabra ya no es sinónimo de muerte, necesariamente; sólo un 50% es curable tras varios tratamientos que incluye la extirpación del tumor, así como sesiones de radio y quimioterapia.

A ello se suma la incidencia de la enfermedad: una de cada tres personas que lea esta nota lo sufrirá a lo largo de su vida. Y si hay que ser honesto, todos tienen algún familiar, amigo, colega o conocido con cáncer.

De allí la importancia de los resultados publicados ayer por la revista “Nature” que compilación 22 artículos que dan cuenta del trabajo coordinado por el Consorcio Pan-Cáncer para el Análisis de Genomas Completos (PCAWG, en inglés).

Éste ha analizado el genoma completo de más de 2.600 personas que sufrían 38 tipos de tumores diferentes, lo que lo convierte en el retrato más detallado que se ha obtenido nunca de cómo y por qué surge cada tipo de tumor a nivel molecular y muestra el camino hacia nuevos tratamientos y métodos de diagnóstico prematuro. En palabras simples: se podría estar a la puerta de la detección del cáncer antes que aparezca.

EL GRAN ANÁLISIS

Las dimensiones y la complejidad del proyecto son difíciles de imaginar. Una persona es un conjunto de 30 billones de células, y cada vez que una de ellas se divide para generar una hija, debe copiarse el genoma completo, compuesto por 3.000 millones de letras perfectamente ordenadas y emparejadas (la A con la T y la C con la G), y que es su libro de instrucciones para la vida.

En ese proceso se cometen errores de copia casuales, que no son otras que las mutaciones. Es así como un humano puede acumular millones de éstas, pues la inmensa mayoría son inofensivas, pero ni la fracción ínfima son las que pueden desencadenar el cáncer. Identificar unas y otras es fundamental para entender mejor la enfermedad y diseñar nuevos tratamientos contra ella.

Para llevar a cabo el estudio, se ha puesto lado a lado el genoma completo del paciente, el de su cáncer y el genoma humano de referencia, y los ha leído 30 veces letra a letra para conocer todas las mutaciones que diferencian la célula de cáncer de la sana.

En total se han leído más de un billón de letras de ADN. Un trabajo que ha necesitado el esfuerzo de 1.300 científicos de 37 países y el uso de 13 superordenadores y centros de análisis durante unos 10 millones de horas.

EL CÁNCER ES FINITO

Todo esfuerzo vale la pena, porque la principal conclusión del estudio es que el genoma del cáncer es finito y se puede conocer. Por primera vez en la historia ha sido posible identificar todos los cambios genéticos que producen un tumor concreto, e incluso, ordenarlos cronológicamente para conocer su biografía. Este tipo de análisis ha permitido analizar decenas de miles de mutaciones acumuladas en las células tumorales y ha identificado entre todas ellas las que causan el tumor.

Es así como se ha distinguido al menos una mutación causal para el 95% de casos analizados. De media, el cáncer necesita cinco mutaciones causales para aparecer, aunque varía mucho según el tipo de tumor. Cada una de ellas “puede ser una posible diana para d desarrollo de nuevos fármacos“, resaltó Peter Campbell, miembro del comité directivo del proyecto, ayer tras dar a conocer los resultados.

Lo más sorprendente es lo diferente que es el genoma del cáncer de una persona y el de otra“, destacó. “Hay miles de combinaciones de mutaciones diferentes que producen la enfermedad, más de 80 procesos que causan esas mutaciones; algunos se deben a causas hereditarias, otros al estilo de vida (fumar, beber, la mala alimentación, exponerse a la luz del sol) y otras vienen por simple desgaste (el azar y la edad)“, agregó. “Lo más interesante de este proyecto es que nos permite empezar a identificar patrones recurrentes entre toda esta enorme complejidad“, explicó.

La acumulación de esas pocas mutaciones causales permite al cáncer crecer y evolucionar más rápido que las células sanas y es un proceso que puede tardar casi toda una vida. Aunque depende del tipo de tumor, el estudio muestra que algunas aparecen años o décadas antes de que se diagnostique la dolencia. Hay casos en los que la primera sucede durante la niñez, relató Campbell.

Por otra parte, y si bien los resultados del trabajo no van a mejorar el tratamiento del cáncer a corto plazo, el conocimiento que aportan es fundamental para la medicina de precisión, en la que los enfermos de cáncer pueden recibir uno u otro tratamiento en función de su perfil genético, argumentan los responsables del proyecto.

Poder identificar una o varias mutaciones causales de cáncer años o décadas antes de que se diagnostique el tumor abre un amplio margen de mejora, comentó Peter Van Loo, investigador del Instituto Francis Cick y coautor de uno de los estudios del consorcio, publicados en “Nature” y otras revistas científicas. “Los tumores a menudo segregan ADN al torrente sanguíneo y esto podría ayudar nos a desarrollar nuevos métodos de diagnóstico temprano“, reveló Van Loo. “En un futuro aún lejano, casi de ciencia ficción, se podrían desarrollar tratamientos profilácticos que simplemente eliminen las células en las que ya vemos mutaciones causales del cáncer“, resaltó.

En el 5% de los pacientes no se encontró ninguna mutación causal, lo que indica que el catálogo de errores genéticos que provocan cáncer en todas sus formas posibles no está completo y hay que seguir analizando más casos.

MEJOR CONOCIMIENTO

El proyecto Pan-Cáncer no sólo ha analizado la parte del genoma que codifica proteínas, las moléculas que ejecutan la mayoría de procesos vitales a nivel celular, y que supone solo el dos por ciento del total, sino también el 98% restante. Los resultados muestran que hay pocas mutaciones causales ocultas fuera de ese 2%.

Esto confirma que nuestro conocimiento de las mutaciones responsables de cáncer es más completo de lo que muchos hubiésemos predicho“, lo que son buenas noticias, según el investigador Íñigo Martincorena, del instituto Sanger (Reino Unido) y coautor de otro de los trabajos.

Estos estudios científicos tendrán un impacto en el tratamiento a futuro, pues “se puede comparar la genómica con el invento del microscopio. Por sí mismo no puede curar un cáncer, pero hoy en día no se puede entender el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad en hospitales sin él. Dado que el cáncer es el producto de mutaciones, la genómica está teniendo y, sobre todo, va a tener un papel transformador“, añadió el investigador.

El equipo de José Tubío, de la Universidad de Santiago de Compostela, ha encontrado uno de los pocos e interesantes culpables del cáncer que se esconde en ese 98% de genoma oscuro. Su estudio se ha centrado en paquetes de ADN cuyo único objetivo en la vida es producir copias de sí mismo que saltan de uno a otro lugar del genoma.

Se llaman retrotransposones y se piensa que están emparentados con los retro-virus, la gran familia de patógenos a la que pertenece el virus del Sida. La diferencia es que estos elementos están encerrados en el genoma y no pueden infectar células nuevas, sólo copiarse y copiarse a sí mismos cada vez que hay división celular.

Este tipo de elementos compone más del 40% de todo nuestro genoma, y apenas se le conocen funciones beneficiosas, explica Tubío. Su equipo ha identificado 120 retrotransposones relacionados con el cáncer y ha señalado los 16 más peligrosos, que potencian tumores de alta incidencia como los de pulmón y colon, así como los de esófago y boca. “Nuestro genoma tiene un freno natural para evitarla replicación de estos elementos transponibles que se conoce como metilación. Es conocido que cuando aparece un tumor cambia la mediación y eso dispara estos elementos“, sostuvo.