Expertos debaten sobre vacunación obligatoria para ciertos grupos y aumentar limitaciones para los rezagados del proceso

Casi como una tradición sagrada, en cada punto de prensa o reporte, las autoridades del Ministerio de Salud recuerdan los positivos efectos que ha tenido el plan de inmunización contra el covid-19 y hacen un llamado a quienes aún no reciben las dosis a acudir a un vacunatorio a inocularse. Sin embargo, el problema parece no estar mejorando, ya que desde hace meses que la cifra de rezagados, es decir, aquellos que no han recibido ninguna dosis o solo la primera, se mantiene por sobre el millón de personas, sin considerar los rezagados del proceso de inmunización de refuerzo.

Actualmente, en el país hay 1.110.850 personas rezagadas del proceso de vacunación, lo que genera un espacio importante para que el virus pueda seguir causando estragos. Más del 74% de esas personas vive en la Región Metropolitana, donde existen más de 820 mil rezagados.

Por lo mismo, considerando que ya han pasado más de siete meses desde el inicio de la inmunización masiva en el país, y que los efectos y seguridad de las vacunas ha sido ampliamente demostrados, entre los expertos ya comienza a rondar la posibilidad de hacer obligatoria la vacunación para avanzar hacia la cobertura poblacional completa.

El exsubsecretario de Salud Jaime Burrows es uno de quienes señalan que ‘es planteable la obligatoriedad de la vacuna, porque ya no estamos hablando de una vacuna que es casi experimental o que no hay suficiente evidencia; ya está claro que las hay son seguras y efectivas”. Aunque Burrows propone hacerlo solo ‘para ciertas poblaciones, por ejemplo, para todo el personal de salud, para los funcionarios públicos, para los profesores, etcétera”.

Si bien asegura que el proceso de hacer una vacuna obligatoria administrativamente es muy simple, ya que requiere solo un decreto del Presidente, el cual no requiere siquiera la toma de razón de la Contraloría, Jaime Mañalich, exministro de Salud, advierte que es una medida muy difícil de aplicar y que puede generar efectos contrarios a los esperados, ya que es muy complejo obligar a inmunizarse a una persona.

Por el contrario, Mañalich plantea que es necesario hacer más estrictas las limitaciones a las personas rezagadas: ‘El ‘Paso a paso’ disminuye los aforos en reuniones de 20 a 10 personas, pero eso no tiene ningún efecto”.

El exministro agrega que ‘tiene que ser mucho más estricto, porque es la decisión de la persona vacunarse, pero la autoridad no puede permitir que esa persona ponga en riesgo al resto de la población (…). Usted no está vacunado, no puede trabajar presencialmente; si un alumno no está vacunado, no puede ir presencialmente a la universidad; usted quiere subirse al metro o al Transantiago y no está vacunado, no puede”.

Sobre la gran cantidad de rezagados, el ministro de Salud, Enrique Paris, destaca que desde que se anunció que los mayores de 55 años sin dosis de refuerzo no podrán tener pase de movilidad desde el 1 de diciembre, ‘se produjo un cambio bien importante. En las últimas semanas se han vacunado aproximadamente entre 700 mil y 900 mil personas por semana con la dosis de refuerzo, o sea, logramos remontar con la dosis de refuerzo. Pero hay gente que todavía no se ha puesto ni la primera ni la segunda. Les hago un llamado a que se vacunen porque si no, ya ven lo que pasa, más del 55% de quienes están en la UCI es porque no tienen sus vacunas’

María Luz Endeiza, miembro del Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización, acota que como las vacunas aún cuentan con autorización de uso de emergencia, no es recomendable emitir una obligatoriedad. Aunque indica que es necesario hacer más estricta la exigencia de pase de movilidad y plantea que “se debería comenzar a exigir, al igual que en los mayores de 55 años, tener la dosis de refuerzo al día para tener el pase de movilidad habilitado para toda la población, en la medida que se vayan cumpliendo los plazos del calendario, de forma de apurar a la gente’.