Las víctimas indirectas del covid-19
La pandemia postergó cirugías, tratamientos médicos y consultas con especialistas. El resultado: más de 40 mil pacientes esperando una Garantía de Oportunidad GES, 42% más que en marzo de 2020, según cifras del Minsal. ‘Tenemos una verdadera avalancha de personas con diagnósticos postergados o con complicaciones de sus patologías de base’, dice el Departamento de Estudios del Colmed.
Fuente: El Mercurio – Revista Ya
El 20 de mayo de 2021 Ignacio de la Torre, médico ginecólogo con especialidad en cáncer mamario, realizó una mastectomía total a una paciente que semanas antes había sido derivada del Hospital San Martín de Quillota. Era Jéssica Báez (44), quien se enteró de que sufría cáncer de mama en febrero. Entonces dice que activó el plan AUGE-GES. De la Torre comenta que la espera en el Hospital San Martín de Quillota fue excesiva y Fonasa la derivó a su consulta en la Clínica Ciudad del Mar en Viña.
Luego de revisar sus exámenes, Ignacio de la Torre concluyó que el cáncer había avanzado más de lo descrito en el diagnóstico inicial. Por eso debió realizar urgentemente una mastectomía total. Lo explica:
—Este retraso se debe a que los centros de salud públicos y privados han debido girar y dedicarse principalmente al covid. En el caso de Jéssica, esa postergación determinó un tratamiento más complejo.
Para el médico Ignacio de la Torre, quien es presidente del Colmed de Valparaíso, la situación de Jéssica no es excepcional.
—La pandemia significó la externalización de pacientes de Fonasa, porque los hospitales públicos cerraron sus pabellones y destinaron recursos a la atención del covid. En el Hospital Carlos van Buren, por ejemplo, se redujeron las cirugías a un tercio.
Jéssica Báez actualmente se está realizando quimioterapia. Nuevamente fue derivada a un segundo prestador para continuar su tratamiento, el Hospital Clínico de Viña del Mar. Ignacio de la Torre comenta que eso ocurre con la mayoría de los casos y recalca:
—Hay un tsunami de pacientes con patologías crónicas causado por las olas del covid. Son personas con patologías que se han diagnosticado en la pandemia y no han sido atendidas de manera oportuna.
El especialista agrega:
—Eso ocurre en regiones que no son la Metropolitana, donde en ocasiones no hay prestadores que puedan hacerse cargo de los pacientes rezagados. Eso hace que los pacientes tengan que viajar para encontrar unidades especializadas.
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El último informe del Minsal sobre listas de espera y análisis epidemiológico de personas fallecidas reveló que para el año 2020 las principales causas de muerte en Chile son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, ‘acumulando entre ambas más del 43%’. Un dato no menor: al menos hasta el 30 de junio de 2021, más de 6 mil pacientes oncológicos vieron retrasado su tratamiento, señala el informe. El mismo informe revela que más de 15 mil personas fallecieron en lista de espera el primer semestre de 2020.
Según la Subsecretaría de Redes Asistenciales y la asociación gremial Clínicas de Chile, hasta el 13 de septiembre, un 77% de las camas críticas están siendo utilizadas por pacientes con patologías no covid, como accidentes cerebrovasculares e infartos agudos al miocardio. Clínicas de Chile menciona también a pacientes politraumatizados, oncológicos, con fallas renales agudas y posoperatorias de cirugías complejas, entre otras.
El Minsal estima que los pacientes que esperan una consulta con un especialista ascienden a más de 1,6 millones. En las intervenciones quirúrgicas la lista de espera en el sector público es de aproximadamente 300 mil. En el sector privado, el área de Estudios de Clínicas de Chile registró más de 150 mil cirugías rezagadas hasta el primer semestre de 2021.
Según la última actualización del Minsal, hay más de 40 mil pacientes con Garantías de Oportunidad GES retrasadas, esperando atención por enfermedades como cáncer de mama, diabetes y artrosis de cadera. Un 42% más que en marzo de 2020.
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Francisco Salvador, infectólogo del Hospital Regional Dr. Leonardo Guzmán de Antofagasta y presidente de la Asociación Chilena de Pie Diabético, asegura que la pandemia ha dificultado el tratamiento del pie diabético. Describe el caso de Víctor Rodríguez, a quien trata desde 2015. Este exchofer de microbús tiene un amplio historial de atención en el Policlínico de Pie Diabético del hospital de Antofagasta.
En 2014, Rodríguez sufrió una osteomielitis (infección del hueso) que terminó en la amputación de una parte de su pie derecho. Esto derivó en que se atendiera de forma permanente —trimestralmente, dos veces al mes, o una vez a la semana, dependiendo de cómo fuera evolucionando— en el policlínico. En otras palabras, el doctor Francisco Salvador explica que Víctor Rodríguez debía ser atendido permanentemente para evitar otras amputaciones:
—Para tratarlo, se requieren hospitalizaciones y tratamientos prolongados. Tradicionalmente, se considera que la osteomielitis es sinónimo de amputación y luchamos para que eso no suceda.
Poco antes de la pandemia, aparecieron nuevas heridas en el pie izquierdo de Víctor Rodríguez que podían complicarse. Francisco Salvador lo atendió en el policlínico hasta que pudo. Incluso algunas veces el médico recalca que iba personal de salud a su casa para realizarle curaciones.
—Pero llegó el covid y no pudimos seguir a cargo. Estaba evolucionando bien. El policlínico tuvo que cerrar. La pandemia cambió las cosas —dice el médico infectólogo.
El médico explica que para dar abasto a la demanda de pacientes covid se utilizaron boxes de policlínicos de medicina interna. Cuando eso pasó, comenta, tuvieron que redistribuir los policlínicos.
—El ‘prescindible’ fue el de pie diabético. Yo tuve que trasladar mis horas con pacientes que lo necesitaban por la emergencia —explica el doctor Salvador.
Sin poder controlarse como debía, las heridas de Víctor Rodríguez se complicaron. Aunque el personal de salud del hospital siguió yendo a su domicilio a realizarle curaciones, Francisco Salvador explica que no era lo mismo:
—Por la pandemia, la gente más experimentada para esta labor se había distribuido en otras funciones dentro del hospital.
Por lo mismo, el dolor de Víctor se volvió insoportable y debió acudir a la urgencia del Hospital Regional de Antofagasta, donde estuvo hospitalizado durante 15 días. Pero, advierte el especialista, la infección había avanzado tanto que debieron amputarle la pierna izquierda casi a la altura de la rodilla.
—Había menos disponibilidad de pabellones, escasez de cama y no se podía mantener a un paciente hospitalizado tanto tiempo, por el riesgo de que se infectara de covid dentro del hospital —relata el médico.
Francisco Salvador entrega un dato clínico revelador:
—En la pandemia aumentaron considerablemente las amputaciones por pie diabético. No tenemos los datos duros todavía, pero las amputaciones mayores deben haber subido un 50%. Es decir, lo que habíamos avanzado en los últimos 5 años, lo perdimos en este período
Hasta la fecha, el Policlínico de Pie Diabético del Hospital Regional de Antofagasta sigue sin funcionar. El infectólogo Francisco Salvador dice que aún no tiene fecha de apertura.
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Cristóbal Cuadrado, doctor en Salud Pública y presidente del Departamento de Estudios del Colmed, dice que hoy existe una verdadera avalancha de personas con diagnósticos postergados o con complicaciones de sus patologías de base.
—Lo más probable es que la mortalidad por estas causas se incremente en personas que no fueron diagnosticadas precozmente. Es el impacto más dramático que ya estamos viendo. Es algo que no va a ser atribuible al covid, pero sí indirectamente.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la UNAB, explica que en Chile —sobre todo en regiones— hay escasez de especialistas.
—Es muy probable que el problema de las listas de espera que estamos viviendo sea muchísimo más difícil de resolver en provincia. El desafío va a ser más grande, porque no va a ser posible, en un corto plazo, hacer todas estas atenciones que se demandan.
Laura Mendoza, médica broncopulmonar del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, comenta que la pandemia también ha complejizado la atención de enfermedades que parecían controladas en Chile, como la tuberculosis.
—Desde julio han llegado pacientes en etapas más avanzadas de la enfermedad. Yo antes veía tuberculosis de forma mucho menos frecuente. Ahora hay más casos.
La médica broncopulmonar asegura que con siete días de tratamiento disminuye el riesgo de contagio. Pero el retraso en el diagnóstico hace que esos pacientes estén contagiando.
—No se ha logrado un control adecuado de la tuberculosis, no se han logrado cumplir las metas establecidas en el Minsal de la tasa de infección (…) Los pacientes han retrasado la consulta, y es comprensible. Durante más de un año se les ha llamado a no consultar, porque no había disponibilidad de ser atendidos en las urgencias, porque no había cama y por el miedo que tenían de asistir a los centros asistenciales por el contagio de covid —dice Laura Mendoza.
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Jorge Gallardo, médico coordinador de Oncología de la Clínica Indisa de Santiago, atendió a Marisol Cortés el 9 de septiembre de 2020. La mujer de 44 años llegó desde La Serena para tratarse un cáncer avanzado: metástasis en la columna dorsal que le impedía desplazarse con normalidad y le provocaba dolores severos. A Marisol Cortés le detectaron cáncer de mama en 2017. Aunque evolucionó bien después de una cirugía y algunas sesiones de quimioterapia, se complicó a finales de 2019. Entonces, ella relata que solo pudo obtener atención con sus médicos tratantes por vía telemática.
Jorge Gallardo explica que Marisol Cortés lo contactó por Facebook. Ella buscó en internet oncólogos especialistas en metástasis. Tras leer su mensaje, Gallardo le recomendó que se dirigiera al Instituto de Radiomedicina (IRAM) y desde allí la enviaron a la clínica Indisa para realizar una biopsia.
Según los antecedentes médicos que revisó Gallardo, asegura que en un comienzo Marisol Cortés tenía buen pronóstico. Un certificado emitido por Jorge Gallardo deja constancia de que, cuando la conoció, ‘estaba en malas condiciones, padecía de múltiples metástasis óseas (…) de dolores en distintas ubicaciones que solo calmaban parcialmente con derivados de morfina’. Ahora lo recalca:
—Yo diría que acá es una sumatoria de factores, pero dentro de esa sumatoria el más importante fue la falta de evaluaciones presenciales que ocasionó la pandemia.
Para Gallardo, las consultas telemáticas que se realizaron en varios servicios durante la pandemia trajeron una serie de dificultades
—Es una limitante. El examen médico es relevante.
Luego del diagnóstico, el médico Gallardo explica que los pacientes que no son de la Región Metropolitana se ven expuestos a otras limitantes.
—En La Serena no hay especialistas de radioterapia. El hecho de no contar con radioterapia allá hace más lenta la toma de decisiones (…) El diagnóstico y tratamiento oncológico oportuno son extraordinariamente importantes. Cuando se incrementa la posibilidad de llegar tarde al diagnóstico, o de llegar tarde a los tratamientos, se incrementa la posibilidad de mortalidad.
Jorge Gallardo asegura que, a causa del covid-19, en los servicios públicos se optó por que una fracción de los equipos quedara en reserva.
—Eso significó una disminución en las horas médicas disponibles y muchos de esos pacientes buscaron controles en la atención privada.
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El 5 de julio se realizó la entrega de los primeros resultados de la encuesta Casen en Pandemia 2020. ‘El Mercurio’ accedió a los principales datos relacionados con salud: ‘Cuando se analizan las razones por las cuales las personas que tuvieron un problema de salud en los últimos tres meses no recibieron atención médica, 43,6% declara que no accedió por motivos relacionados con la pandemia’.
Marcelo Barra, presidente de la Sociedad de Cirujanos de Chile, señala:
—El sistema de salud en Chile es muy frágil y antes de la pandemia venía sobresaturado. Esto significa que tras la pandemia probablemente atenderemos enfermedades avanzadas de distinta índole. Es necesario optimizar la infraestructura de pabellones y los tiempos en los hospitales —y en las clínicas— para mejorar su productividad.
Pese a las dificultades que enfrenta el sistema de salud respecto a listas de espera, el Hospital Padre Hurtado —que atiende pacientes de las comunas de La Granja, San Ramón y La Pintana— inició en junio de 2020 un programa junto al Laboratorio de Innovación Pública de la UC para optimizar los procesos de atención y reducir las listas de espera.
El programa consiste en acompañar a los pacientes del hospital durante el proceso de espera, actualizando sus exámenes médicos antes de la consulta con el especialista y ver qué pacientes atender primero.
Constanza Cortés, médica familiar encargada de coordinar los niveles asistenciales en el Hospital Padre Hurtado, dice que el programa se iba a poner en marcha antes de la pandemia, pero cerraron los consultorios y el modelo tuvo que adaptarse a nivel intrahospitalario. Pese a esto, se implementó en la pandemia.
—A mediados de 2020 se inició el programa con el área de gastroenterología y logramos reducir un 70% la lista de espera: en junio teníamos 2.125 interconsultas y en diciembre, alrededor de 600.
La doctora Cortés asegura que se han enfrentado a la resistencia de los pacientes para asistir a los controles por miedo a contagiarse, lo que en algunos casos provocó que los diagnósticos hayan empeorado.
—Es importante que pierdan el miedo y se acerquen a los Cesfam para retomar sus controles. Hay que aprovechar la baja de contagios.