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3:13 pm el 22 de Febrero del 2024

Posmenopausia: Consultar con un especialista de forma precoz es clave para abordar la vida de forma saludable y equilibrada

Si bien cada una tiene su propia historia con la menopausia y posterior a ella, todas tienen en común haber pasado por cambios físicos, psicológicos y genitales que sucedieron con la llegada de este proceso o transición menopáusica, antes llamado climaterio.

Fuente: El Mercurio

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En Chile, en promedio, la menopausia llega a los 51 años, pero puede presentarse desde los 45 años hasta los 55 años. ‘Si consideramos que una mujer empieza con la transición a la menopausia entre tres y cinco años antes, ya a los 40 años podemos tener una mujer que esté iniciando este proceso’, explica María de Los Ángeles Larraín, ginecóloga de la Clínica U. de los Andes.

Es que a medida que las mujeres se acercan a la menopausia, sus niveles de estrógeno disminuyen y se presentan una variedad de síntomas como sofocos, sudores nocturnos, ansiedad, dolor en las articulaciones, etc. Es aquí donde surgen las inquietudes de cómo enfrentar el proceso, por ejemplo, cuándo empezar con terapia hormonal, pero después también aparecen varias en lo que se conoce como el ciclo de la posmenopausia: ¿debo seguir tomando hormonas?, ¿es necesario cambiar la alimentación?, ¿hay que ir al doctor? Todas estas y más son las interrogantes que surgen en esta etapa.

Ventana de oportunidad

Claudia Orrego (52) lleva con terapia de estrógenos y progesterona tres años. ‘Claramente la terapia marcó un antes y un después en cuanto a mi bienestar. Cuando empecé con la terapia, estaba con mucha neblina mental, sofocos y angustia; a los pocos meses se me quitó, y ahora a dos años de no tener menstruación, me siento muy bien’. Mientras que Luisa Urrejola (48) relata que si bien su ginecólogo le sugirió la terapia hormonal durante su transición a la menopausia, ‘aguanté malestares, ya que no quise meterme hormonas. Creo que la naturaleza es sabia y con ajustes en la alimentación y más deporte, no he andado tan mal’.

Los estrógenos son un grupo de hormonas que juegan un papel clave en la salud reproductiva femenina, incluyendo la pubertad, la menstruación, embarazo y menopausia. ‘Los estrógenos son importantes para la salud del corazón, los huesos y el cerebro’, dice Larraín.

Agrega: ‘Aunque en tiempos pasados la terapia hormonal era mal vista, hoy se sabe que los beneficios que ofrece son mayores que los riesgos. Estoy convencida de que la calidad de vida de la mujer cambia radicalmente cuando reciben tratamiento. Se eliminan los bochornos, sudoración, dolores articulares, mal dormir. Lo mismo pasa con los síntomas psicológicos como la irritabilidad, ansiedad, tristeza y la mala memoria o niebla mental. Lo mismo pasa con los síntomas urogenitales, que aunque uno piensa que son propios de la posmenopausia, en realidad muchas mujeres tienen síntomas urogenitales en las primeras etapas como la sequedad vaginal’.

La especialista explica que la indicación y la extensión de la terapia hormonal son según cada mujer. ‘Nadie está muy convencido totalmente de cuánto tiempo extenderá la terapia hormonal, porque se ha visto que aquellas pacientes que la suspendieron dejaron de obtener su beneficio, y no solo a nivel de la calidad de vida, sino, por ejemplo, a nivel de los huesos. Sabemos que los estrógenos ayudan a tener huesos más firmes y cuando suspendo los estrógenos, estos vuelven a desgastarse con la misma velocidad que antes de usar hormonas’, dice. Y añade que ‘lo que sí está claro es que hay que suspenderlas cuando aparece una contraindicación como una trombosis’.

Además, la doctora comenta que las mujeres después de la menopausia aumentan radicalmente la cantidad de infartos y acá el efecto positivo de las hormonas a nivel cardiovascular está súper demostrado. ‘El punto clave es iniciar el tratamiento hormonal en el momento adecuado, no puedo iniciarlo en una paciente de más de 60 años. Tenemos un tiempo restringido, que es lo que llamamos la ‘ventana de oportunidad’ para iniciar un tratamiento hormonal y esa ventana es que no hayan pasado más de 10 años desde la menopausia y que idealmente sea menor de 60 años, porque es en ese momento cuando la terapia logra darnos todo su beneficio. Partir después de 10 años de la menopausia o después de los 60 años no es beneficioso e incluso puede traer complicaciones’, advierte.

Añade que otra ventana importante es la que se da con el cerebro, pues se ha visto que este se ve muy beneficiado en los dos primeros años tras la menopausia.

Estilo de vida

El Ministerio de Salud, en su documento ‘Orientaciones técnicas para la atención integral de la mujer en edad de climaterio’, señala que la menopausia es uno de los principales determinantes de disminución de la masa ósea y afecta a todas las mujeres: ‘El tratamiento precoz con reposición hormonal, cuando no hay contraindicaciones, es la medida farmacológica más eficaz para disminuir la osteoporosis y fracturas en mujeres bien suplementadas con vitamina D y calcio. Aquellas que no pueden recibir terapia de reposición hormonal o cesan en su uso, deben considerar otras medidas para protegerse del riesgo de osteoporosis y fractura’.

Isabel Barriga, ginecóloga de UC Christus, señala que posmenopausia hay que tomar muy en cuenta el estilo de vida. ‘Se ha visto que la alteración en la calidad de vida que produce la menopausia puede aminorarse con un estilo de vida saludable. Aquellas mujeres que mantienen una dieta saludable que contenga una adecuada hidratación, reducción de las grasas y los hidratos de carbono y bajo consumo de alcohol; más una actividad física regular y descanso adecuado, suelen tolerar mucho mejor esta transición con menos sintomatología que quienes no lo hacen’.

La especialista de la UC Christus afirma que la actividad física, gracias a la liberación de endorfinas, ayuda a aliviar los síntomas: ‘Además ayuda a disminuir el aumento de la grasa corporal que tiende a acumularse en el abdomen, da mayor resistencia ósea y mayor desarrollo muscular para protegerse de fracturas y deterioro articular. También estimula la producción de colágeno, para una piel más joven y sana. Además de lo aeróbico, los ejercicios de fuerza son capaces de desarrollar la musculatura que se pierde con la etapa y la edad’.

‘La edad es un factor importante en el envejecimiento de la piel y la deficiencia estrogénica posmenopáusica tiene una intensa influencia. En esta etapa, la piel tiende a volverse más delgada, seca y frágil, mostrando una mayor propensión a las arrugas. Se experimenta una disminución en la hidratación y un aumento en la caída del cabello. Además, la atrofia de la piel afecta particularmente el área genital, impactando la calidad de la actividad sexual de las mujeres’, dice

Sexualidad y piso pélvico

Carlos Wenzel, de la Unidad de Piso Pélvico de Clínica Alemana de Santiago, señala que dentro de los cambios genitourinarios comunes que experimentan las mujeres durante la posmenopausia se encuentra que ‘los tejidos de la zona urogenital sufren un proceso de atrofia al dejar de recibir el soporte hormonal que otorgan los ovarios, sobre todo los estrógenos’. Esta atrofia, explica, es una especie de ‘adelgazamiento’ de los tejidos, que se tornan más débiles y menos vascularizados. Es un proceso lento, que afecta al 60% de las mujeres en la posmenopausia. ‘Esta condición, definida hoy como síndrome genito urinario (SGU) de la posmenopausia, se manifiesta como un aumento de la sensibilidad vulvar y vaginal, sequedad vaginal, dolor con la actividad sexual y/o mayor facilidad para desarrollar infecciones urinarias’, menciona.

Explica que los tejidos de la zona urogenital poseen receptores de estrógenos, siendo su crecimiento y mantención en gran medida responsabilidad de esta hormona. ‘En la menopausia, los niveles de estrógenos caen en un 90% al menos, por lo tanto estos tejidos dejan de recibir su principal combustible. Esto se traduce en un menor aporte de nutrientes, por lo que se adelgazan y se hacen más débiles y sensibles’, agrega.

Por otra parte, en la posmenopausia es más frecuente la aparición del síndrome de vejiga hiperactiva, ‘una condición en la cual la paciente pierde el control del inicio de la micción, y se manifiesta por la aparición de episodios de urgencia miccional, es decir, el deseo de orinar que no puede ser diferido. También debido a esta atrofia, las pacientes se hacen más susceptibles a desarrollar infecciones urinarias’, indica Wenzel.

No obstante, advierte que ‘después de este relato un tanto catastrófico respecto de la menopausia, es muy importante señalar que no todas las mujeres lo experimentan tan severa y completamente, y que existen terapias altamente exitosas para manejarla. La primera es absolutamente natural y gratis, la actividad sexual y la terapia hormonal es una de las piedras angulares en el manejo de esta condición.

En el caso del SGU, sostiene que la terapia local es la que presenta una alta efectividad, mientras que la terapia hormonal oral es de escasa utilidad.