Más recursos, mayor eficiencia y remoción de directivos permitieron bajar a la mitad la deuda de hospitales en 2019

El endeudamiento de los hospitales es un problema que se arrastra desde hace más de una década y que, casi invariablemente, ha mantenido una constante tendencia al alza. La mora puede llegar a afectar a los propios pacientes, ya que si no se paga a los proveedores, se arriesga que estos dejen de suministrar insumos a los establecimientos y disminuya la capacidad de atención. Según cifras del Ministerio de Salud, mientras en 2010 se adeudaban cerca de $51 mil millones, la cifra aumentó a más de $369 mil millones en 2018.

Sin embargo, el año pasado la cartera rompió la tendencia y hubo una fuerte disminución de la deuda, que cerró en $144 mil millones.

Es decir, 60% menos (ver infografía). Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, asegura que “hay una baja sustancial en la deuda y eso significa que tiene que haberse generado un mayor control a nivel de los hospitales. Todo esto redunda en mejorar la disciplina fiscal de los directores de hospitales”.

Según el Minsal, la disminución fue posible debido a mejoras de gestión en los recintos, aumento de compras centralizadas a través de Cenabast e incluso la remoción de directivos de servicios de salud y hospitales que no estaban bien evaluados. El ministro Jaime Mañalich afirma que uno de los factores más importantes es que “ha habido un aumento de la eficiencia“.

De acuerdo a datos de la cartera, entre 2010 y 2017, el número de cirugías que realizaban los hospitales creció 1% cada año, mientras que el gasto de los recintos aumentó 10%, evidenciando la falta de eficiencia del sector. Sin embargo, Mañalich dice que “el 2018 la cantidad de cirugías subió 10% y el gasto 7%, mientras que en 2019 —hasta septiembre— teníamos un aumento de 10% en el número de cirugías y solo 4% del gasto“.

Con todo, el principal factor que permitió reducir la deuda fue el aporte extra que realizó Hacienda. “Ha habido un aumento del marco presupuestario, cosa que se negoció en agosto de 2019 y que significó una inyección de aproximadamente $180 mil millones sobre e l presupuesto de ese año. Hay un esfuerzo fiscal importante en transparentar este gasto como gasto real auditado y transferir más recursos al sistema”, confiesa Mañalich.

El impacto del ajuste

Como en cualquier economía, ajustar el cinturón puede generar un recorte de gastos, el Colegio Médico advierte que el año pasado varios recintos público sufrieron falta de insumos, medicamentos e, incluso, debieron suspender atenciones, por la falta de recursos. De hecho, hospitales como el Van Buren de Valparaíso, el Base de Valdivia o la Asistencia Pública protestaron en 2019 denunciando falta de insumos, lo que incluso habría generado la suspensión de atenciones.

Izkia Siches, presidenta del gremio, asegura que “hay que analizar el costo que tienen estas medidas para reducir la deuda y una buena forma de medir una política pública es que las modificaciones hechas no pueden desbaratar el funcionamiento del hospital. Porque los pacientes no tienen culpa de que haya un proceso de adaptación, pero finalmente los que se ven afectados son ellos”.

El diputado Juan Luis Castro (PS), miembro de la comisión de Salud, advierte que “la falta de insumos en los hospitales, sobre todo el 2019, fue un hecho grave que ocurrió con frecuencia en distintos establecimientos y que tiene que ser resuelto no por la vía de contener la deuda, sino que terminando con la brecha de los recursos entre el costo y el precio de las prestaciones”.

Al respecto, el ministro Mañalich responde que la falta de insumos no se debió a un reajuste de presupuesto, sino a que, a raíz de la deuda de algunos recintos, “tuvimos un movimiento de colusión por parte de los proveedores, los cuales manifestaron su decisión de no cumplir los contratos bajo amenaza de desabastecimiento”.